tag:blogger.com,1999:blog-90516390993403121052024-02-20T07:37:12.814-08:00El pensadero de MuirghealArchivos de mi vida pasada y presente convertidos en relatos, en prosa poética, en cuentos... Unknownnoreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-12114402229380993282017-06-23T16:42:00.000-07:002017-06-23T16:48:47.721-07:00Erdeland (un cuento hiperrealista) <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.01cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.01cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRpoZOjBkN8-gSJmlM253d60NuTr1LTSIxMTHGt19VVngElcMPh-61HIzmKok20P4d9pmwKyz422xBY1V56-J2_1iGj_cGkHF1tQPgIUTBOcODbM6wnF06G9IYqxua2w0RLXMlislVXSE/s1600/20170610_140455.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="900" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRpoZOjBkN8-gSJmlM253d60NuTr1LTSIxMTHGt19VVngElcMPh-61HIzmKok20P4d9pmwKyz422xBY1V56-J2_1iGj_cGkHF1tQPgIUTBOcODbM6wnF06G9IYqxua2w0RLXMlislVXSE/s640/20170610_140455.jpg" width="360" /></a></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.01cm;">
La chica lleva un par de horas en la carretera. Hace un
calor inesperado para la época del año que transcurre. Ha pasado la
última población grande hace más de media hora. Esperaba encontrar
una gasolinera poco después de pasar la pequeña ciudad de
provincias. Siempre las hay, suele haberlas, debería haberlas, se
supone que... a las afueras... al pasar los polígonos
industriales... Pero no, no las hay, y ella sigue conduciendo. No
lleva agua, el sol brilla con intensidad y es pleno mediodía. Las
escasas señales que conducen a algún sitio donde pueda haber un bar
y un lavabo, o donde comprar algo, exigen alejarse varios kilómetros
de su ruta y tiene prisa por llegar: su novio la está esperando. Así
que va dejando que las señales pasen una tras otra mientras el calor
aprieta y su urgencia crece, y además de ganas de orinar, comienza a
tener bastante sed. El coche no lleva aire acondicionado, y sus ojos
demasiado claros acusan la reverberación del calor en el asfalto. La
música, que es su único estimulante, se suma al ruido del motor y
del aire con las ventanillas bajadas y ambas cosas se confunden en
una pasta de indefinida del cual sólo emergen los agudos de un modo
cada vez más irritante. El parabrisas es un cementerio de mosquitos
arrasados, pero no tiene agua y el limpia pasa una y otra vez
trazando estelas grises, sin conseguir arrancarlos. Pese a todo está
contenta. Hace tiempo que no ve a su pareja y les esperan unas
pequeñas vacaciones en una costa verde surcada por puentes, playas
de arena descolorida y bosques de eucalipto, así que pisa el
acelerador un poco más y lo soporta. La autovía es amplia, describe
un arco elevado con varios carriles a su alrededor, y está vacía.
Algún camión cruza zumbando en el sentido contrario. La adelanta un
deportivo que parece fuera de lugar entre colinas blancas y rojas,
matojos secos, casas hundidas en el terreno y campos arados hasta
donde se define el horizonte.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.01cm;">
Un
poco harta, un poco desesperada también, cerca ya de otra población
grande decide arriesgarse y con el siguiente aviso de gasolinera,
toma el desvío. Cuando quiere darse cuenta está en otra autovía,
un poco más estrecha, de tan solo dos carriles por sentido y que
dibuja un inmenso círculo en dirección contraria. No se ve ninguna
estación de reportaje a lo lejos. La chica pierde la paciencia. La
presión en sus ingles y la sed en sus labios secos la impulsan, y
elige la primera salida, casi arbitrariamente. Ahora está en una
carretera de dos carriles con una mediana. A su diestra, mientras
acelera, ve que hay una vía casi paralela, aunque distante. Un poco
más adelante la suya desemboca en una glorieta. Gira a la derecha
una vez más con esperanza de ser devuelta a su dirección original,
pero esta carretera -una comarcal modesta sin arcenes-, se extiende
perpendicular a la anterior, así que no la lleva de vuelta hacia
ninguna parte. Ahora la presión entre sus piernas es mucha, y ya no
piensa con claridad. Se muerde los labios, estira el cuello sobre el
salpicadero del coche y, a través del turbio parabrisas ve un cartel
grande, con letras amarillas en el que se lee: "Hotel". Ni
se lo piensa. Da un volantazo y sale del asfalto pegando tumbos sobre
la tierra polvorienta. A primera vista parece un típico alojamiento
de carretera: tres pisos, cercano a las autovías, y con un bar
inmenso en la planta inferior. Un lugar acogedor en medio de la nada,
en un páramo de colinas bajas que se calcinan al sol, llamando la
atención de sus clientes con un gran cartel luminoso en la azotea
almenada del edificio. Es el descanso habitual de transeúntes
solitarios, mayormente camioneros, transportistas y viajantes, que
solo quieren comer de menú y quitarse los calcetines olorosos frente
a una televisión pequeña, donde puedan quedarse dormidos sin soltar
el mando. Esos lugares suelen ser hoscos, pero comprensivos con los
conductores. Eso significa que podrá ir al baño, comprar una
botella de agua, y echar algo sobre el cristal delantero del coche
para despejar la vista. El edificio es moderno, un poco cursi, aún
así parece agradable con sus ladrillos de terracota sonrosada y las
junturas tan blancas como si acabaran de desempaquetarlo. Tiene
ventanas de casa de muñecas, y grandes cristaleras en forma de arco
al pie del edificio en las que se lee: "Restaurante Erdeland"
La chica sonríe. El nombre suena casi élfico. No se puede estar mal
en un lugar con un nombre élfico.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.01cm;">
Pese
a los grandes ventanales, no alcanza a ver el interior del local
desde el coche porque se encuentra protegido del sol con espesas
cortinas. Hay un parking delante del edificio, con lineas amarillas
en el suelo, pálidas farolas redondas y una señal de tráfico de
color azul brillante. A su lado pasa una calle sin aceras que conduce
a un caserío situado al pie de una loma, unos quinientos metros más
arriba. Al otro lado, un parque infantil en el que no juega nadie. La
chica aparca a la sombra, en el lateral, y mira por las ventanillas
del coche mientras recoje sus cosas. No percibe movimiento, pero al
otro lado de los ventanales las mesas están puestas. Hay manteles
blancos, y copas, y servilletas pulcramente dobladas, y platos con
sus cubiertos. Se baja del coche y se dirige a la entrada principal:
un zaguán amplio, que precede a un recibidor de mármol tras unas
cristaleras inmensas y brillantes. Le llama la atención la tierra y
la huella dejada por el agua acumuladas en el portal... y todo sigue
estando terriblemente quieto. Se pregunta si hubo una tormenta antes
de que saliera ese sol castigador, y no han tenido tiempo de
limpiarlo. Aún así, es extraño. Los hoteles son tan pulcros... Se
acerca a la puerta y presiona. Parece cerrada. No quiere que
aparezca alguien y la tome por loca así que, con cierta cautela,
pega sus ojos al cristal haciendo sombra con la mano. La recepción,
pintada en colores pastel es una muestra bastante kitsch de lo que la
gente suele considerar agradable. Hay un teléfono sobre el mostrador
y algunos objetos, pero ningún recepcionista. De hecho, no hay nadie
en absoluto. También ve dos enormes plantas al fondo, cerca de las
escaleras. El poto se ha secado en torno a su palo, pero la de atrás
aún subsiste y conserva ramas frondosas y oscuras Algunos objetos
están desparramados por el suelo y dos inmensas cortinas, de color
rosa y verde pálido, se arrastran por sobre baldosas de gres que aún
reflejan la luz de las paredes. A la derecha la puerta del bar,
comunicada con el vestíbulo, muestra una barra donde se acumulan
botellas vacías, vasos y envoltorios de aperitivos. Las papeleras
tienen sus bolsas blancas, hay comida en el expositor, y un grifo de
cerveza. El hotel parece que estuviera habitado sí, y al mismo
tiempo, que hubiera sido abandonado repentinamente. Entonces la
chica retrocede, despacio, hasta que el sol vuelve a calentar su
cabeza fuera del zaguán. Sus ojos se detienen en la tierra de la
entrada y ve. Ahora ve: El parking completamente vacío, las malas
hierbas creciendo desgreñadas entre la acera y las ventanas... La
señal azul de tráfico que pone "Aparcamiento hotel" está
completamente abollada.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.01cm;">
Orina
apresuradamente detrás del edificio, se limpia con una toallita
higiénica y se pone otra vez al volante, aliviada, pero con evidente
fastidio. Entonces se da cuenta de que no sabe cómo volver a la
carretera principal. Enciende el GPS, reinicia la ruta establecida y
éste en vez de hacerla retroceder la guía hacia adelante. Siguiendo
sus instrucciones acelera por la misma carretera que la llevó hasta
allí, dejando atrás el lugar abandonado. Poco después pasa una
gasolinera a la izquierda, pero ya no tiene ganas de pararse. Está
en sentido contrario y la ha visto demasiado tarde. Ahora lo que
quiere es llegar a su destino. Le dan igual los labios resecos, los
mosquitos en el parabrisas, el ruido de las ventanillas bajadas y el
calor. Pasa la estación de servicio, cruza debajo de un puente y
aparece en una línea recta de dos carriles que se adentra en un
polígono industrial. Cuando adelanta el primer edificio a su
derecha, un concesionario de coches, ve que tras los inmensos
escaparates, el local está vacío. A su izquierda hay una nave de
ladrillo con rejas de hierro en las ventanas del que cuelga un
cartel: "Se vende", oscilando en el aire tórrido del
mediodía. El siguiente tiene alguna ventana rota, y del que viene a
continuación, un edificio achaparrado, cuelga una inmensa pancarta
blanca anunciando su disponibilidad. Y las naves y los edificios
vacíos se repite una vez... y otra vez... y otra.... Acaba de
entrar en Erdeland.</div>
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<br /></div>
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<br />
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<br /></div>
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<br />
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-14430969823275727612015-10-22T06:18:00.003-07:002015-10-22T06:18:48.949-07:00Alan Ausente<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 17.5636px; margin-bottom: 6px;">
Y LO MÁS CURIOSO DE TODO ES QUE YO, QUE NO TE CONOZCO DE NADA TAN SÓLO QUISIERA PREGUNTARTE....Estás bien?</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTtm3LeOKPEK2GxN7ki3w_hkr84AbeSQvbTzpjyveSM-ClXcIitALKlVytoY_Rb8lEln00rpTVmCEq9lKKzjraX9sQq9f6gzkfTwHc6iHlJgCRwCtw5cCNxGBRezEYcS_iPIHUqsNb5kg/s1600/5742a82e40db2b1a936d99395556d22c.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTtm3LeOKPEK2GxN7ki3w_hkr84AbeSQvbTzpjyveSM-ClXcIitALKlVytoY_Rb8lEln00rpTVmCEq9lKKzjraX9sQq9f6gzkfTwHc6iHlJgCRwCtw5cCNxGBRezEYcS_iPIHUqsNb5kg/s640/5742a82e40db2b1a936d99395556d22c.jpg" width="486" /></a></div>
<div style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 17.5636px; margin-bottom: 6px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #141823; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 17.5636px; margin-bottom: 6px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #141823; display: inline; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 17.5636px; margin-top: 6px;">
Todos nosotros, esperamos noticias tuyas, como quien espera agua en primavera. Y no nos llegan. Todos nosotros, miramos al norte, y al éste y al oeste, según dónde estemos, y queremos creer que mañana veremos algo publicado, que se alzara una voz que te traerá de vuelta, que abrirás las puertas de la comunicación que cerraste antes de yo pudiera acercarme, mucho antes, cuando no sabía nada de ti y decepcionada me encogía de hombros, pensando que habrías desfilado hacia el anonimato de ocupar la última fila en cualquier otra parte. Reencontrarte ha sido infinitamente mejor que haberte encontrado por primera vez, y me entero de que has pasado, como un vendaval furioso, arrasando durante una década con pasión arrebatadora, pero que ya te has ido. Y te veo, te veo por la rendija que nos dejaste, por la que apenas pasa el polvo, donde publicas cosas mayormente insustanciales, para que sepamos que sigues vivo. Alguna, ocasionalmente, es algo que quieres divulgar. O de pronto, entras en una conversación y nos contestas...y yo siento, pienso aquello de... "una vez me respondió". Y poco más. Tan añorado, tan deseado, tan apartado de todos los que te esperamos, con tu círculo de los secretos completamente cerrado, donde nadie dice nada, donde quien tiene tu favor apenas lo insinúa, porque tiene los labios sellados en señal de lealtad. La lealtad de simplemente sentirse honrados porque hayas arrimado tus anchos hombros a los suyos para susurrarles esa confidencia que les ha hecho únicos ante los demás, que le eleva, que les hace flotar un escalón más arriba y tener una percepción mejor de ti. Como un pequeño diosecillo que en vez de en figuritas de barro circula por la red en forma de fotos. Fotos mil veces gastadas en sueños de mujeres que adoran el gris pálido de tus ojos y la forma de tus labios. Un pequeño puck, pan, de la colina pock, que desde su campiña inglesa mira los postes de teléfono contonearse bajo la inexactitud de sus decenas de años y protesta porque su vínculo con el mundo fluctúa desde la red. Ese diosecillo, avejentado antes de tiempo por haber vivido demasiado intensamente demasiados años, a quien no parecen quedar ganas de aventuras, aunque mantenga la figura esbelta, la hermosa sonrisa juvenil, los ojos vivos. Te esperamos. No sabemos dónde, ni cómo, ni cuándo. De pronto te vemos activo, de pronto desapareces. De pronto sigues lo que publicamos, de pronto te retraes durante semanas y tu muro permanece muerto y silencioso. Y aquí estamos, todos nosotros, amigos silentes atraídos como las ratas de Hammelin por tus notas. Esperamos hasta no se sabe... mantenemos activos los foros, como se mantiene caldeado el hogar de quien se espera que regrese. A veces protestamos, a veces ironizamos, a veces nos enfadamos a veces nos resignamos... a veces te lo decimos, y no sabemos si nos escuchas. A veces intentamos aceptar tu ausencia y esperar simplemente que seas feliz, y agradecemos lo que nos diste cuando estabas -que yo no estaba-... a veces se nos cierran los parpados de cansancio, pero estamos aquí. Aunque nos quedásemos, nos fuimos contigo cuando tu te fuiste. No todos pudimos seguirte, pero desde luego, aquello nunca fue ni serå lo mismo. A veces fantaseo con la posibilidad de que alguien te haga llegar lo que escribo, aunque no sepas ni que existo, o mi nombre rebote entre los doscientos que pueblan tus grupos aquí y allá, repetidamente como ecos...<br />Hay veces que sueño con que sepas quien soy y oigas todo lo que tengo que decirte... como tantos otros... hay veces que simplemente te sueño... porque sé quien eres. Eres "Esa pieza que he encontrado de mi set, esa persona que nunca he conocido"... después de veinte años... y me hace desesperar la idea, de haber llegado justo al final de tu camino, donde no darás la vuelta nunca más, sin una voz repentina que grite "Esperad! AUN tengo algo que decir! Aún tengo música que hacer, aún tengo algo más que daros, aún quiero sentiros cerca y escuchar, y sentarme con vosotros y que me contéis"<br />Es la primera vez que un músico me roba el alma, ya te vale, hacerme esto a mis 43, cuando se supone que la música está templada, vienes tú y arrasas con todo lo que tenía establecido. Ya me vale... estar aquí esperando... haciendo fila con todos los demás...</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0MMQRTqlTxjZrK-y4b8Mnto6kjoS5bbdwbYBXB-yzlj0Pc00_V1fVUuxotNqlmChUOKHN_GU3GsFPa1-XwFrYdFeDLBisypi_MIAnH4_UBMexNeKMzkFsDblNwDf7bkTpc3ccMG3zFZY/s1600/12106941_10207948349416383_1759787678100426778_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0MMQRTqlTxjZrK-y4b8Mnto6kjoS5bbdwbYBXB-yzlj0Pc00_V1fVUuxotNqlmChUOKHN_GU3GsFPa1-XwFrYdFeDLBisypi_MIAnH4_UBMexNeKMzkFsDblNwDf7bkTpc3ccMG3zFZY/s640/12106941_10207948349416383_1759787678100426778_n.jpg" width="516" /></a></div>
<div>
<div style="background-color: white; color: #141823; display: inline; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 17.5636px; margin-top: 6px;">
<br /></div>
</div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-88843887981540535342015-05-28T11:47:00.002-07:002015-06-01T16:58:31.851-07:00ESCARIFICACIONES<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFgBq619ZhPJGleIMjQvcYkLoIQeA1IftFKc9L-pT91YkcRtRlTBl-MOerL4CsdQsuQoEybjcx_XI6epsmNqPSfzcdo3yhAf6x4uIPHEokyxjZ-n44XPUQBc7jMXgnO9WnRr7OPeGZ-y8/s1600/espinos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="310" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFgBq619ZhPJGleIMjQvcYkLoIQeA1IftFKc9L-pT91YkcRtRlTBl-MOerL4CsdQsuQoEybjcx_XI6epsmNqPSfzcdo3yhAf6x4uIPHEokyxjZ-n44XPUQBc7jMXgnO9WnRr7OPeGZ-y8/s400/espinos.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
¿Dónde estás? Quiero ir
a buscarte (y arrancarte del sueño) y si no puedes levantarte, tumbarme a tu lado
y contar puntos en el techo, uno por cada cosa que me inspiras. Quiero
abrazarte y que te rompas, y desgarrarme en tu quebranto, y dejar que tu
dolor me arrastre hasta tu infierno de páramos desolados.<br />
Quiero agarrarme a tu pelo como a
un nido de arañas salvajes, y dejar que me inyecten su veneno, que me duela, -porque
ya ni siento el de las mías-. Quiero intercambiar insectos, y caras
húmedas en el yeso de las paredes, tus fantasmas por los míos, tu hielo por mi
fuego, lo que se quema por lo que no arde, lo que corre… por lo que está
quieto. Quiero las locuras que no vas a darme, que disfrutas en silencio, que
lloras por las esquinas, que atesoras sin compartir con nadie. Quiero todo eso que los demás desechan, lo que
luchamos por esconder del mundo, lo que ocultamos a las personas cuerdas, lo
que subyace bajo piel, carne y nervios. Quiero
ese olor a sangre fresca, a dolor y gritos reprimidos, ese terror a Lo Conocido, y ese miedo a lo
que nos dicen que es normal. <o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Quiero preguntarte tantas cosas que no me basta un
calendario, quiero contarte tantas otras que ni en un año bisiesto encontraría suficientes hojas; y no
sé, si podrían interesarte, si puedo
llamarte a ellas, si puedes venir de donde estás, si me dejarías ir por ti.
Prometo, eso sí, (en el camino de regreso), no mirar jamás atrás, y si lo hago, no habrá nada
que me impida desandar el trecho, regresar contigo, hasta que puedas
ascender un escalón de nuevo, al menos un peldaño…<br />
Y si te cansas, nos volvemos a sentar.<br />
<br />
Quiero tus instrumentos de tortura.
Quiero aprender a usarlos, quiero desmontarlos, (al menos permite que lo
intente), y si no funciona, déjame
sujetar tu mano en su placer oscuro, mientras
taladras tu piel con sus agujas. Quiero tocar los ventrículos estirados de tu
corazón inerte mientras se esfuerza por sentir. Quiero su hipertrofia y el soplo en tus arterias, el sonido de ese fuelle que se cansa de bombear. Quiero cogerlas con la mano,
cerrarla en torno a ellas, apretar hasta que duela, (y que vuelvas a latir). Y
si no se puede, reposar mi mano y sentir
su membrana protectora entre los dedos, el lento yacer de tus pulmones, la
gastada y sibilante respiración del moribundo en el que sueñas convertirte. <br />
Quiero adormecerme al compás de tus
heridas, mientras fuera las golondrinas colonizan el verano y el calor hincha
las cortinas; mientras las calles se relajan, la gente se desviste, las plazas
se llenan de sonámbulos y los vapores fríos cambian por el sudor de primavera. Quiero mantenerme a tu lado, sintiendo las
gotas de mi propio hedor corriendo por mi frente, mezclándose en la misma
sábana que tus fantasías más sucias donde la muerte te toca con la mano y
cierra tus párpados, librándote del
sufrimiento de Ser.<br />
Pero temo, que no me darás el nombre de tu calle, el número de tu
escalera, la letra de tu piso, la llave de tu puerta. Y me quedaré aquí, así de
lejos, (imaginando que puedo), consolarte o compartirte, y sumida en la
impotencia que a la que me reduce tu distancia interminable, y esa avaricia con
que acaparas el dolor, como si hablaras de placer.<o:p></o:p></div>
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<br />
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-49797080699102108102014-11-23T12:44:00.002-08:002015-09-15T11:24:20.648-07:00 EL SEÑOR DEL CÁOS ES UN COBARDE. <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<br />
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Yo tenía 16 años cuando conocí al primero de los dos hermanos: Daniel. ( He hablado de él en el post del 28 de septiembre dedicado al aniversario de la muerte de Freddi.). Ya he comentado que en aquel primer encuentro con la belleza, me sentí tan subyugada por ella, y por su gemelo, "el deseo", que ambas cosas me destrozaron. No obstante hay algo que añadir al respecto: Me afectó tanto en porque yo no me sentía capaz de acceder a la belleza, y puse a aquel muchacho al que todas deseaban -y que se fijó en mí-, en un bendito pedestal.<br />
<br />
También os comenté que aquello duró solo un mes. ¡Y qué mes! Él tenía miedo de vernos a menudo porque decía que se cansaba pronto de todas las relaciones, y que no quería que eso le ocurriera conmigo, así que sólo nos un rato durante los fines de semana.<br />
El lunes yo flotaba en una nube, el martes bajaba las escaleras, el miércoles ponía los pies en tierra, el jueves le sentía distante, el viernes casi ni recordaba su existencia, pero el teléfono callado era siempre una amenaza cuando llegaba la tarde en que esperaba su llamada,<br />
Un día me dijo que me quería. Fue, tal vez, la segunda semana. De puro asombro, fui incapaz de decirle que aquello de que "quererse" era algo que sucedía con el tiempo, y le contesté que yo también. Un día hablamos de "hacerlo", ninguno de los dos lo había intentado antes, así que le advertí de los cuidados y precauciones que debíamos tomar, de que no podía ser en cualquier sitio ni de cualquier manera y que al ser la primera vez era algo importante.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZI7WUWVYvchJzTlP40i3Pg4Trs9NDbTRUg07h3prSyEMfQXeS_rODVe_d6X44tqthz-Gqhabq_MrNO89bLvXvaXg89qrmJU__0oyTto5O2W2EwgtZcOmSJsUVJSAHakD-WWaLrKX-CB8/s1600/img022.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZI7WUWVYvchJzTlP40i3Pg4Trs9NDbTRUg07h3prSyEMfQXeS_rODVe_d6X44tqthz-Gqhabq_MrNO89bLvXvaXg89qrmJU__0oyTto5O2W2EwgtZcOmSJsUVJSAHakD-WWaLrKX-CB8/s1600/img022.jpg" width="216" /></a></div>
Entonces comenzó la cuenta atrás.<br />
No volvió a hablar del tema y cuando yo le pregunté, esquivó. Las dos veces siguientes fueron de mal en peor. Frío, distante, le notaba alejarse sin que pudiera hacer nada más que discutir con él, obligarle a posicionarse y a comprometer su palabra, y finalmente, utilizó la única táctica de huída de la que fue capaz...<br />
<br />
Decidió espantarme tratándome mal.<br />
Cuando yo quería abrazarle me apartaba, cuando quería besarle, me devolvía los besos con crueldad. Empujada hasta el borde de mi amor propio hice lo que él esperaba, lo que había dejado en manos de mi dignidad y la única salida posible: <br />
Renunciar a mi romance con el deseo y la belleza.... y cortar.<br />
<br />
Hoy en día, aunque yo fui quien llevó las tijeras, él se recuerda a sí mismo como artífice de una ruptura que no se atrevió a ejecutar.<br />
¿Odiarle? No, no pude odiarle por muy cobarde que hubiese sido su maniobra. Aquel invierno soporté los embates de mis rivales... chicas que me preguntaban cómo había podido dejarle, que ellas se hubieran arrastrado por el barro por salir con él. Una de ellas me detuvo una tarde, un día de colegio en que me la crucé por la calle. Estaba completamente borracha, y se arrojó a mis brazos, llorando porque Dani no le hacía caso. Ironías del destino que yo, forzada al abandono tuviese que sujetar a quien no había podido tenerle, cuando apenas había sido mío. Seis meses más tarde, decidí recorrerme toda la zona de pubs donde acostumbraba a estar... decidida a no regresar a mi casa hasta encontrarle, y decirle que no podía olvidarle, que no le había olvidado. Y lo conseguí. El pub "La Calle" era un precioso local decorado como una calle antigua, con los escaparates de pequeñas tiendas cerradas, aceras, esquinas y hasta una glorieta donde ambos nos sentamos a charlar. Después de un rato me atreví a preguntarle aquello de...<br />
- Para tí soy solo una amiga, ¿verdad?<br />
Y él bajó elegantemente su hermosa cabeza y asintió en silencio.<br />
Me trató con especial cuidado aquella tarde. Me acompañó después hasta dejarme en manos de gente conocida, y maldije cada gota de su amabilidad como antes había maldecido su crueldad para despegarme de él. Protestaba cuando yo le decía que no quería nada suyo y esa protesta me llenaba más que todas las palabras que dijo en el breve tiempo que salimos juntos.<br />
Durante los siguientes 16 años fuimos amigos a ratos. En muchos de ellos, deseaba intensamente haber concluido aquel proyecto de sexo primerizo. Él pensaba que habría sido peor. Yo sabía que me hubiera salvado de la obsesión. El sexo no me ata, me hace libre.<br />
<br />
Con 32 años, la situación era otra. Le deseaba solo a ratos, y era consciente de que nunca fue su personalidad lo que me había cautivado, sino una mezcla de belleza y deseo y el hecho de que me había hecho sentir privilegiada por encima de mujeres a las que, hasta entonces, temía como rivales y envidiaba. Habían pasado muchos años. Las cosas para mí tenían una claridad que, de tanto pensar en él, ya había alcanzado en los primeros meses que pasé llorando mi caído pedestal. No había llegado a amarle en modo alguno, no había tenido tiempo, y en realidad, su forma de ser tampoco me gustaba.<br />
Aún así, fiel a mis afectos, cuando pidió mi ayuda me comprometí a ella, y una vez más, viendo que estaba dispuesta a darlo todo, emprendió la huida soltando una gruesa cortina de humo tras la que no he vuelto a verle nunca más. Hace 10 años de todo aquello. Las historias tienden a repetirse, y uno tiende a intentar resolverlas otra vez.<br />
No olvido, no perdono, aunque siempre haya personas, que como fantasmas recurrentes, despiertan con sus actos las viejas paranoias. Tal vez aquella historia, la más dolorosa de mi adolescencia, me preparó para que hoy, de ocurrir un caso semejante, no me duela igual. Era entonces tan virgen al dolor como al placer, y Daniel, casi sin tocarme, me inició en ambas cosas.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiw5UT5ZYFifOY6UF9txpYRhgCnY1FwAJcVb6x53Db5qr2beHwWp5OZ46AaJgoX07ZmtEtaGNRx0-HG0kQ-zbPkNVLrPX5Q0k3aRt5tWmTIynBogT4DDxlvMHGYMfu-GmIqCm85NZflh4s/s1600/img020m.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiw5UT5ZYFifOY6UF9txpYRhgCnY1FwAJcVb6x53Db5qr2beHwWp5OZ46AaJgoX07ZmtEtaGNRx0-HG0kQ-zbPkNVLrPX5Q0k3aRt5tWmTIynBogT4DDxlvMHGYMfu-GmIqCm85NZflh4s/s1600/img020m.jpg" width="363" /></a></div>
Hay hombres cuya belleza es una flor ponzoñosa, y esconde un profundo temor a a afrontar sus propias emociones. Su perfume les envuelve de una sustancia similar a la de los sueños y construyen castillos en el aire sobre lo que puedas sentir por ellos, mucho más allá de dónde tú imaginaste ir jamás. Nunca terminan el camino que empezaron, no son capaces de sostenerte la mirada de un modo transparente, y sienten absoluto terror a que mires en el fondo de su alma y descubras que tienen cierto cuadro escondido en el ático. Supongo que,pese a lo imposible de la empresa, aún espero que, de encontrarme con un segundo, un tercero de estos Dorians perdidos por el mundo, alguno de ellos tenga el valor de cogerme de la mano, llevarme a esa habitación oscura, y mostrarme sin tapujos, lo más podrido de su alma, y preguntarme, si pese a las moscas y los gusanos que la devoran, estoy dispuesta a ser su amiga, y que si les contestó que sí, sean capaces de soportar mi apuesta, y poner sus 100 libras también sobre la mesa.<br />
<br />
<br />
Tres LInks relacionados:<br />
<a href="http://elpensaderodemuirgheal.blogspot.com.es/2014/09/foto-de-freedi-proporcionada-por-amigos.html">Forever Young: </a><br />
Capítulo anterior de esta historia dedicado a su hermano Freddi y en el que menciono a Daniel por primera vez y su papel en mi vida.<br />
<br />
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=SXODGahChBM">Camouflage: The Great Comandment</a><br />
(La música que le debo y con la que bailaba sóla en la oscuridad de mi habitación contemplando el cielo estrellado sobre el atlántico, sabiendo que ése sería el rastro más personal de él que tuviese como recuerdo durante el resto de mi vida. A veces, caminaba por la calle y creía olerle tras cada esquina y muchas de las veces que percibía su aroma... coincidía que aquella tarde tropezaba con sus ojos verde fuego en algun rincón de la ciudad. Es una canción que aún me duele escuchar, aunque a veces la he pedido en el Dark Hole... porque mis pasiones, aunque no sean amorosas, son inmortales mientras yo siga viva. Nada perece en mi interior, sólo se transforma, adquiriendo formas menos consistentes y agresivas para que pueda convivir con ellas, pero aquello que se ha ganado un hueco en mi alma... jamás me abandona, y lo más curioso es que tampoco quiero que lo haga)<br />
<br />
Sobre las presencias recurrentes.... algo de mi momento actual...<br />
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=qKjK6p5CVpE">Ghost: Depeche Mode</a><br />
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-24761472781605788792014-09-28T08:25:00.000-07:002016-09-18T04:02:51.177-07:00Forever Young<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin6KE3Yd3tE4wPFIjtzWIscmuy9Z1jeoNbHk3uaroO5NtVfGqN0kvVStsQsBdAXAwi4IUWj54EXjaQ4Io9mx21050rnf79lNLptNkKF3Jbjz72Y4TJRe2mK59bttB_1jmSRsASpbvGqw4/s1600/img003b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="434" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin6KE3Yd3tE4wPFIjtzWIscmuy9Z1jeoNbHk3uaroO5NtVfGqN0kvVStsQsBdAXAwi4IUWj54EXjaQ4Io9mx21050rnf79lNLptNkKF3Jbjz72Y4TJRe2mK59bttB_1jmSRsASpbvGqw4/s1600/img003b.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto de Freedi proporcionada por amigos comunes. </td></tr>
</tbody></table>
<br />
Hubo una vez una chica de dieciseis años que no creía que pudiera acceder a la belleza. Podríamos decir que estábamos en los años ochenta, 1988 más concretamente, y que estaba sentada a la puerta de un local donde solían reunirse los jóvenes que aún resistían fieles al techno pop. Solía ir allí a menudo, con alguna amiga que no compartía sus gustos, e intercambiaba tímidos saludos con otros jóvenes vestidos de negro que lucían estrambóticos cortes de pelo y cinturones de remaches plateados; pero a él, a él nunca le había visto, y era extraño, porque ambos llevaban mucho tiempo saliendo por aquel bar. Era alto, tenía la piel aceitunada y los inmensos ojos verdes pintados de negro. Sus pómulos se dibujaban con la luz y sus rasgos afilados competían en sensualidad con los movimientos de una pantera. No sabía que "la belleza", acababa de fijarse en ella. Sin aire, con la sensación de asfixia desde el primer instante, para la joven comenzaría una obsesión que duraría más de quince años y un amor basado en algo tan fatal como el deseo. Realmente la relación que nacería aquella noche no duraría más de un mes; todo el resto serían fantasía, idas y venidas, sollozos y un desgarrado dolor en el pecho. El mundo a partir de entonces se divididió para ella en dos: antes de aquel breve mes, y después de él. Nunca volverían a tocarse, pero la intensidad del aroma que ella recordaría, planeó sobre todas sus relaciones como un fantasma a veces ausente, a veces descaradamente intruso, hasta los treintaydos. LLamémosla "Ella", ya que así lo estamos haciendo, que queda mucho mejor que llamarla "Yo". A él llamémosle "Caos", que suena mejor que llamarle "Daniel".<br />
No sólo parte de la infección se debia a un ídolo literario con dicho nombre, sino que esa fue la devastadora consecuencia en su interior. Alrededor del Caos siempre rondan otros dioses, pongamos que son dioses Lares, por aquello de que resultaban más de a pie. A ninguno como a Caos le perseguían las mujeres en tan insistente manera y a ninguno seguían los hombres como le seguían a él. Era el lider irrebatible de su círculo social y todo cuanto sus seguidores querían tener. <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCjTaE63ISRpePYn-G6_HBIH4_EkQ3JO1aFSM6BAD9xqak_hoMWIPgM8P5cndS_Z5ydTbtf6V-6uSeVbu83cdnMaxAizlDkKMe89EjKsaZHK_m6fjGsUnj5_odMeZNfyFz8sKaq7DzZp8/s1600/img012.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCjTaE63ISRpePYn-G6_HBIH4_EkQ3JO1aFSM6BAD9xqak_hoMWIPgM8P5cndS_Z5ydTbtf6V-6uSeVbu83cdnMaxAizlDkKMe89EjKsaZHK_m6fjGsUnj5_odMeZNfyFz8sKaq7DzZp8/s1600/img012.jpg" width="580" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dani, también representado durante mi adolescencia por Tarod, el señor del Caos de los libros de Louise Cooper. y citado en éste relato.</td></tr>
</tbody></table>
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</div>
<br />
Sin embargo, a su sombra, más inseguro, más tímido, más afín a Ella, crecía una hierba menos alta pero mucho más fresca. Se llamaba "Freddi", pero llamémosle "Ángel", que era su segundo nombre y como Ella le recuerda. Dos años menor que Caos, con los mismos ojos verdes, unos rasgos muy similares y el cabello rubio, Angel también se perfilaba de negro los ojos, escuchaba techno pop, y bailaba como si no tuviera huesos. Además cosía, fotografiaba, quería estudiar audiovisuales, dibujaba, y era un devoto de la película Los Inmortales. Y todo esto sucedía en un entorno tropical donde los contextos habituales eran la playa, el calor y la música caribeña. Tan desubicados uno como el otro, para Angel y para Ella hubiera sido, quizás, la historia perfecta. Él la miraba desde lejos, ahora lo sé, y cuando tuvieron oportunidad de acercarse, Ella, se prendó inmediatamente de éste hermano menor. Aún así no ocurrió nada entre los dos. El 7 de septiembre durante una acampada, compartieron saco de dormir y se quedaron inmóviles debajo de las mantas, con temor de respirar y percatarse de que estaban uno junto al otro. las rodillas de él por debajo de las suyas, el puño cerrado, sin atreverse a posar la mano en su hombro, su rostro tan cerca. Ella viajo en sus rodillas, él la levantó en brazos, pasaron un fin de semana roedados de gente ante la que no ocultaron nada, pero se lo ocultaron el uno al otro por temor a no ser correspondidos. Para Angel ella era la inaccesible ex novia de su admirado hermano mayor, para ella, era tan increíble aún que Caos la hubiera amado alguna vez, que no podía creer que su hermano pequeño pudiese quererla también. Y la barrera más alta de todas, hacía dos años que Ella sostenía una larga y estable relación de pareja.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5dNioniWJJiNqiflhxsiUp0EzlFzJnr7MoqXOIVi_et8kCQ7RqAPiiqAhkPbyuRY3belXSz0UQ-dA8adFs4ERXGMrTtluAG5hxLBDgZTSH4-q5Kw85MWcUalBDItj2MxCiWDt3kzDMyU/s1600/img017.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5dNioniWJJiNqiflhxsiUp0EzlFzJnr7MoqXOIVi_et8kCQ7RqAPiiqAhkPbyuRY3belXSz0UQ-dA8adFs4ERXGMrTtluAG5hxLBDgZTSH4-q5Kw85MWcUalBDItj2MxCiWDt3kzDMyU/s1600/img017.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Yo fotografiada por Freddi el 7 de septiembre de 1991</td></tr>
</tbody></table>
El 7 de semptiembre no ocurrió nada, pero siempre, su memoria, será su aniversario. Su corazón jamás pudo ser poseído por un único hombre, pero tenía un compañero al que quería profundamente, y al que no podía dejar de lado en ésta historia. Llamémosle Rey Pi. La amistad entre Ella y Angel creció como las espigas que sólo duran un verano, y se secó pronto al sol. Sólo podía madurar cuando Rey Pi estaba lejos, de vacaciones en su pueblo, corriendo alguna maratón en la otra punta de España, y todo se retraía cuando él regresaba. Angel desaparecía, y muy discretamente, ni Ella ni él, jamás pudieron decir lo que sentían. Los momentos que compartieron estaban revestidos de tanta afinidad y tanta magia que aún hoy duelen, 23 años después. <br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirc1La3V5GytfpMorq00lP54YGH4Srwv1hVDFzD1JH4pZQta-i7dj8FQG75WLIUOoOAW_WzBRQbLcz0E7V5l7lmBlAYZiM3g5RnTvG51S_xHmLqcGYoQ7rtNlFkLcrmHooYY4KVYq3nO0/s1600/img004.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirc1La3V5GytfpMorq00lP54YGH4Srwv1hVDFzD1JH4pZQta-i7dj8FQG75WLIUOoOAW_WzBRQbLcz0E7V5l7lmBlAYZiM3g5RnTvG51S_xHmLqcGYoQ7rtNlFkLcrmHooYY4KVYq3nO0/s1600/img004.jpg" width="420" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Freddi, fotografiado por mi el 7 de Septiembre de 1991</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<br />
Al final de aquel verano infructuoso, Ella se fue de viaje al pueblo de Rey Pi. Aunque su relación estaba dañada, se había empeñado en conocer a la familia de su compañero. La estancia no fue agradable. Fue un desastre. Posteriormente, él regresó a casa, y ella se demoró un par de semanas más para visitar a unos amigos en el norte del país. En soledad y reflexión puso en orden sus pensamientos, decidió que continuaba con su pareja y le escribió a Angel una carta absolutamente amistosa. Fue Caos quien recogió la correspondencia.<br />
A su regreso a las islas, Ella, no hacía más que hablar de qué pasaría cuando se reencontrara con Angel y cómo quedarían las cosas, y la gente a la que se lo comentaba, la miraba en silencio. Había habido una última acampada, Ella lo sabía, y había deseado suspender el viaje para poder irse con ellos. La noche antes de partir hacia el pueblo de Rey Pi, habían vuelto tarde, volvía de la playa, sentada en las rodillas de su amigo, acurrucada en su regazo, y cuando el coche le había dejado en la puerta de su casa, la única vez que ella vio de cerca dónde vivían los hermanos, se quedó contemplando su figura hasta verle desaparecer. La despedida, al contrario que el resto de la noche, había sido seca y fría. No suspendió el viaje. Y gracias a que no suspendió el viaje... seguía viva.Su silueta en la noche sería la última imagen de él que conservase.<br />
El autobus que les llevaba de acampada ascendía por el enrevesado desfiladero, y en una curva se precipitó al vacío en una caída libre de sesenta metros. Milagrosamente, dos de los amigos de Angel, acertaron a saltar por las ventanillas en pleno vuelo y sobrevivieron. Él no. Y ella hubiera estado sentada a su lado.Seguramente nada le hubiera impedido hacer esa excursión. Nada. <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Gyv7wHIbYbH85xFwik8m3AnQSpvM1asvtMNbwH8d0pckJUR7LIEDFGRdgoh4R8ZfVcGmOS9qIf_mM_QLjqTh-IY0JRkc1xIrRhiVuj9KNxVwVmtUrHQ0KdmnpwH-ebLtQjc_1KLHMRo/s1600/img010.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Gyv7wHIbYbH85xFwik8m3AnQSpvM1asvtMNbwH8d0pckJUR7LIEDFGRdgoh4R8ZfVcGmOS9qIf_mM_QLjqTh-IY0JRkc1xIrRhiVuj9KNxVwVmtUrHQ0KdmnpwH-ebLtQjc_1KLHMRo/s1600/img010.jpg" width="434" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Freddi, 1991, foto facilitada por uno de sus amigos tiempo después. </td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
A veces, ella iba a visitarle al cementerio; le dejaba flores, le cantaba Forever Young de Alphaville, y hacía dibujos de ámbos recordando los momentos que vivieron juntos, y los que no vivieron: Ella sosteniéndole a él en brazos, un duende con las alas rotas.<br />
Una noche soñó. Soño con dos figuras sentadas en la oscuridad lejana, nada más. La noche siguiente volvió a soñar lo mismo, y supo que eran ellos dos, Angel y ella, y esta vez la imagen se acercó. Sentados en una cabaña de madera, trazando mapas para una próxima acampada, él giró hacia ella sus ojos verdes y con tranquilidad le dijo: <br />
- Sé que quieres preguntarme algo, hazlo. <br />
- ¿Estás bien?- fue todo lo que Ella pudo decir<br />
- Estoy bien. Los que me preocupais sois vosotros- contestó Angel. Y viendo que no se atrevía a pedirle un abrazo, la rodeó suavemente.<br />
Tiempo más tarde Ella averiguaría que otro de los hermanos de Angel recibiría exactamente el mismo mensaje en un sueño. ¿O no era un sueño?<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGSezgBCFJD8wgIkLXl5oP4nzsC-pbSr6h4ilnjcxdW4SHOV6T9V9JJ9SqY7J5URgO-0yybpim0akI14Kjfmxm5mhkUXCoufU85-hOtjnoGipyLU8lVc3nP_bNWZc1_GejwjuIwv94fP0/s1600/img018.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGSezgBCFJD8wgIkLXl5oP4nzsC-pbSr6h4ilnjcxdW4SHOV6T9V9JJ9SqY7J5URgO-0yybpim0akI14Kjfmxm5mhkUXCoufU85-hOtjnoGipyLU8lVc3nP_bNWZc1_GejwjuIwv94fP0/s1600/img018.jpg" width="319" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXyst_Sfm5GChqQ6WAWzMItJnY9PvJ24q2IjsvpUKo0Khs7DtGaADVaJDWsNn7u4zG6kgfTqpgUdXoUcgaKWhbbSVH96YAjKAnw8WHUinuvJnb_n4-KWLsmzqDXmZ7GKNbL4nyrwNpjoo/s1600/img014.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXyst_Sfm5GChqQ6WAWzMItJnY9PvJ24q2IjsvpUKo0Khs7DtGaADVaJDWsNn7u4zG6kgfTqpgUdXoUcgaKWhbbSVH96YAjKAnw8WHUinuvJnb_n4-KWLsmzqDXmZ7GKNbL4nyrwNpjoo/s1600/img014.jpg" width="209" /></a></div>
<br />
Dos años después, por vez primera y con otro grupo de gente, recorrió la carretera que había hecho aquel autobús. Durante el camino, en el coche, alguien puso la banda sonora de Los Inmortales y el "Who wants to live forever" de otro Freddy, muerto dos meses después que él, con el mismo nombre y en el mismo año, la sobrecogió tanto que perdió el pie en un sendero y cayó rodando sobre sí misma por el declive que se precipitaba en un vacío sobre la playa. <br />
Pero todo eso sucedería después. Aquel primer otoño sin él, Caos gritaba bajo los laureles de indias de La Rambla, que su hermano no estaba allí, en el cementerio. "¡Él Es, y punto!"; el dolor era tan intenso que todo se reducía a esa frase.Era incapaz de articular otro argumento. Y Rey Pi, espectante y sufridor del constante amor de Ella por Caos primero, por Angel después, por ambos al mismo tiempo que por él, una noche de carnaval en que el confeti volaba sobre las calles vacías le preguntó:<br />
- Te enamoraste de Angel, ¿Verdad?- y ella no se atrevió a mentirle, y le contestó que sí. <br />
Con un hondo suspiro y pensando en los dos hermanos, Rey Pi contestó: <br />
- Con un vivo puedo luchar, con un muerto, no. <br />
Y siguieron caminando juntos, y otra muesca dolorosa se dibujó en la madera de su relación, que acabaría dos años después. <br />
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<br />
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</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzTF5XYw2R_O5SSpV-Q8YqTHx3S20KEF6Gjf1MWvo6izCc_4rPpkFNK1FMC8YmNY2q0eshH39MnMviXrhcXqRbF3pZKv6W8SiosLA-SHoNmLcL6eTAYYhBxKM8ts1FtBQY_lFrsYOHXMg/s1600/img015.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="414" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzTF5XYw2R_O5SSpV-Q8YqTHx3S20KEF6Gjf1MWvo6izCc_4rPpkFNK1FMC8YmNY2q0eshH39MnMviXrhcXqRbF3pZKv6W8SiosLA-SHoNmLcL6eTAYYhBxKM8ts1FtBQY_lFrsYOHXMg/s1600/img015.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rey pi (prefiero no citar su verdadero nombre por respeto a su intimidad actual).1990</td></tr>
</tbody></table>
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</div>
<br />
El día en que aquel autobus cayó por el barranco, fue un 28 de septiembre de 1991. <br />
Yo tenía 19 años, Freddi 18, Dani 20, y mi pareja de entonces, 25.<br />
Ha llovido mucho, hace más de una década que no he vuelto a las islas, sé que su cuerpo ya no está enterrado en aquel nicho bajo los sauces. Aún se me quiebra el pecho cuadno escucho "Forever Young". Aún no puedo escuchar el "Who want to live forever" de Freddy Mercury. Aún me hace llorar el "7 de septiembre" de Mecano. Hace doce años una medium le dijo a Dani que Freddy había permanecido cerca de él y cerca de mí, protegiéndonos a ambos, pero que ya se estaba marchando. Un par de años antes una vidente me había dicho que alguien me protegía desde el más allá. No le hice mucho caso, tampoco a la medium de Dani, pero más o menos por aquella época, dejé de sentir que a mí nunca podría ocurrirme nada. <br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinr3C01HRrKBQoshXjzHNuF0U8jyGY41UxM6gvTfakKGGwNjEemazW04gXSyZpEqhHqKbMohk7kJOCPVPpAz_lNif-XxEA2mJzY188Kw-fBpKZAZu4itYtqO2v7gGwct9ubk0tSAWJQxc/s1600/img013.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinr3C01HRrKBQoshXjzHNuF0U8jyGY41UxM6gvTfakKGGwNjEemazW04gXSyZpEqhHqKbMohk7kJOCPVPpAz_lNif-XxEA2mJzY188Kw-fBpKZAZu4itYtqO2v7gGwct9ubk0tSAWJQxc/s1600/img013.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">De todos los dibujos que hice en su memoria, éste es uno de los dos únicos que cabe destacar. El otro, un hombre enroscado en una espada, está en poder de su hermano Daniel (Caos), si es que no se ha desprendido de él. Actualmente no conservo relación con él ni, más tristemente, con nadie de su entorno.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
Muriel Dal Bo<br />
<br />
<i>En memoria de una de las criaturas más hermosas que he conocido... 23 años después de su marcha y aún con dolor. <br />Donde quiera que estés, volveremos a encontrarnos. </i><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8FP7nLTJN9s0J8rv56v_BhIE65fSAsPu5hOCVRCyFFeJLHeW7rtJR68KZqChyW_R3BpALzQ71UBG1Ek01X2kjWb3GorSQWvverxdMARlfpFcNyewv7vnUp5F_mpLeg0FhaE97pEvg2nY/s1600/img016.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="413" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8FP7nLTJN9s0J8rv56v_BhIE65fSAsPu5hOCVRCyFFeJLHeW7rtJR68KZqChyW_R3BpALzQ71UBG1Ek01X2kjWb3GorSQWvverxdMARlfpFcNyewv7vnUp5F_mpLeg0FhaE97pEvg2nY/s1600/img016.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fotografía de Freddi tomada por mí. 7 deSeptiembre de 1991</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5WJb373Q9EmSJxdA8VLpH3HOxpDLnewghccF_r-PkF3_SR12JPSSugWEE-szuXGxs87YROZHwJR9UHZv6oBIIpAsftra69zMpT7l9z4amU0dPfR74Qf7lnqSZZ_WqMsxsCXDsyaFzdxI/s1600/img008.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5WJb373Q9EmSJxdA8VLpH3HOxpDLnewghccF_r-PkF3_SR12JPSSugWEE-szuXGxs87YROZHwJR9UHZv6oBIIpAsftra69zMpT7l9z4amU0dPfR74Qf7lnqSZZ_WqMsxsCXDsyaFzdxI/s1600/img008.jpg" width="246" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRVW2-Gb90Sz3Hc_vUtoAc5PAfPS8j8JgfKRniW1I6wVfN8oNrJX9kLOFM5RQUx5FUyAUlHodQE21-8U4MKa7UAwFVi7Wxl0uVkMTtGWfmi8IOB2bxmw3MBqN15wvJUDYr0L9ZqHg51QE/s1600/img007.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRVW2-Gb90Sz3Hc_vUtoAc5PAfPS8j8JgfKRniW1I6wVfN8oNrJX9kLOFM5RQUx5FUyAUlHodQE21-8U4MKa7UAwFVi7Wxl0uVkMTtGWfmi8IOB2bxmw3MBqN15wvJUDYr0L9ZqHg51QE/s1600/img007.jpg" width="211" /></a></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGA8nbHqQ3iJZ3NW99oeE4zWY7wAletTF06X9VgHE1pRq9bBI-fi9xEYNFMK3DBe26I5Ix7Nh87XH70h8M2SfPGDv3YxthPc_6j_-KRY2zBHK4bdr-pkRlL0HAYr7KcDx9eBgPIvnuev8/s1600/img006b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="468" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGA8nbHqQ3iJZ3NW99oeE4zWY7wAletTF06X9VgHE1pRq9bBI-fi9xEYNFMK3DBe26I5Ix7Nh87XH70h8M2SfPGDv3YxthPc_6j_-KRY2zBHK4bdr-pkRlL0HAYr7KcDx9eBgPIvnuev8/s1600/img006b.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estas tres últimas fotos proceden de fotocopias que me ayudaron a reunir el resto de nuestros amigos, (los dioses lares a quienes menciono en esta historia) </td></tr>
</tbody></table>
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=t1TcDHrkQYg">Forever Young</a><br />
(La canción de Freddi)<br />
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=_Jtpf8N5IDE">Who wants to live forever</a><br />
(de su película favorita y muchas cosas más)<br />
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=P7fKL9oyxxg">El 7 de Septiembre</a><br />
Nuestro aniversario... o lo que yo he creído como tal. </div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-54769619499642877872014-04-23T04:26:00.000-07:002014-04-23T04:26:00.155-07:00Limited<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
-¿Pero... ¿podría?<br />- Sí, podría. Pero no va a ocurrir. Nunca va a ocurrir. Y si fuera así, si sucediera, jamás podría satisfacerme. No tenemos el mismo modo de amar. Él es humano. Más vale que siempre me acuerde de eso.<br /><br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-86487034261198393252013-11-13T06:46:00.000-08:002013-11-13T07:20:46.023-08:00Pútrida<br />
La encontró como un regalo, esperándole junto a su lecho. Tenía las manos blancas y el cuerpo pálido. El rostro, ligeramente húmedo, reflejaba la luz del fuego como una perla. Sus ojos eran brillantes, color miel, y en ellos había una pasión febril que no revelaban sus labios cerrados, tan rojos. El cabello llovía como una ola por su espalda y en sus mejillas había rubor. Silenciosa, dispuesta bajo el tibio camisón, todo en ella parecía decir: Soy la belleza, tómame.<br />
Hicieron el amor hasta agotarse, él. Ella, parecía no tener fin en su pasión. Su piel, su carne, el intrior de su cuerpo era tan caliente como nada que él hubiera amado antes. No cambiaron una palabra, solamente se miraban . Apenas se besaron, su boca, la de ella, a él le supo a sangre. Y pasó la noche, y estaba a punto de amanecer cuando inflamado de inspiración, él quiso decirle: "te amo".<br />
En ese momento ella abrio los labios, pareció que iba a responderle. Se inclinó ligeramente mientras los ojos de él la seguían expectantes y ella dejó caer suavemente la cabeza, como en una renuncia, un desmayo. Algo húmedo y caliente rozó el vientre, la boca de él. Algo con sabor acre, algo viscoso. Cogió la cabeza de ella con las manos y echó hacia atrás el pelo, retirándolo de su rostro donde las velas pudiesen iluminarlo. Sangre. De la boca de ella, en un hilo fino, ininterrumpido y no del todo líquido, manaba una sangre oscura, sucia, que se derramaba sobre el cuerpo de él. Ella emitió un estertor ronco y vomitó una nueva burbuja enngrecida sobre el pecho de su amante. El hombre pegó un grito, saltó de la cama, se apartó cuanto pudo, contra el quicio de la puerta pidiendo auxilio: llamaba a la guardia de palacio, a su ayudante de cámara, a los médicos.<br />
La mujer, que por un instante pareció inconsciente sobre el lecho, se incorporó apoyándose en la palma de las manos, los codos levantados en un gesto arácnido, un movimiento lento, ejecutado con esfuerzo y decisión para poder sostenerse a sí misma,. Su cabeza delicada, oculta por el pelo fue despejándose al buscarle. Aparecieron sus ojos, brillantes y febriles una vez más, y él supo que ella era plenamente consciente de todo. Una mueca se dibujo, como una sonrisa torcida, en su boca ensangrentada al contemplarle...<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMLJtus2E6mWpfKvOyardo4xl9cES7ypi_XPvL1ttI_vDR2XGneX3DIHZzXub_pXH8A_AZgnTHiF835fKyNYuce8itk0tKQHUt_YGsLv5aAmxGqaKtgQc9CBirjsCpt0z6qh2FL1gF7AQ/s1600/img254.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="444" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMLJtus2E6mWpfKvOyardo4xl9cES7ypi_XPvL1ttI_vDR2XGneX3DIHZzXub_pXH8A_AZgnTHiF835fKyNYuce8itk0tKQHUt_YGsLv5aAmxGqaKtgQc9CBirjsCpt0z6qh2FL1gF7AQ/s640/img254.jpg" width="640" /></a></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-46659894515798944382013-10-14T05:43:00.002-07:002015-06-01T17:00:18.244-07:00De la cama al sofá<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />De la cama al sofá, ida y vuelta.<br />
Y no porque esté enferma,<br />
Y no porque pase nada.<br />
Más bien porque no pasa nada.<br />
De la cama al sofá porque es el único sitio al que debo ir por la mañana. Es mi lugar de trabajo.<br />
Es el único sitio del que debo regresar por la noche.<br />
De la cama al sofa me separan cuatro metros de madera, cinco metros de piedra recubierta, y siete escalones. Del sofá a la cocina tres metros de baldosa. Del sofá al estudio, tres metros y tres escalones. Del sofá al baño es la distancia más larga: dos metros de corcho, tres de baldosa y dos de madera. Si tengo algo de suerte me toca poner una lavadora y recorro cuatro metros más, un par de veces al día. Del sofá a la lavadora, unos cinco metros; de la lavadora al jardín, tres y vuelta hacia adentro.<br />
Más allá de eso, puedo ir a comprar algo a la tienda del pueblo.<br />
Si tienen algo que yo necesite. (No venden alimentos perecederos)<br />
Si tengo algo de dinero en el bolsillo. ( Más de cinco euros, que con menos no compro nada)<br />
Eso supone caminar doscientos metros. Cien de ida y Cien de vuelta.Y me quejo de que es cuesta arriba.<br />
Un día hubo suerte y la tienda estaba cerrada.- la dueña se había ido a pasear-, tuve que volver más tarde y en lugar de doscientos metros caminé cuatrocientos.<br />
Puedo caminar por el campo, pero ya lo conozco todo, y me aburre.<br />
Los días que más suerte tengo, son aquellos en los que bajo a Madrid. Lastima que no suele ser por ocio, sino por trabajo, y siempre voy con prisas. Así que, para que me de tiempo a todo, dejo el coche en el parking, lo más cerquita posible y en el punto intermedio de todos los lugares donde voy a comprar materiales. El parking me deja a ciento cincuenta metros de las mercerías... si no encuentro lo que quiero en una, puedo caminar veinte metros hasta la segunda, cuarenta hasta la última de la calle. Si tengo que comprar tejidos de relleno haré otros cien metros en el mismo sentido. ¡Qué bien, a la vuelta son doscientos! Luego dejo las cosas que pesan en el coche. (Las telas pesan mucho cuando llevas varios metros y son gruesas) y me dirijo hacia el otro lado. Desde la izquierda del parking hasta la tienda de manualidades hay unos treinta metros. Setenta hasta la tienda de tejidos más cara, pero suelo ir primero a la tienda barata, lo que supone unos treinta metros más. Y hacemos cien. De nuevo cien. Cien de ida, y cien de vuelta. La única esperanza que me queda es tener que ir a comprar artilugios para cinturones y cuero, o cierres de gargantillas y collares. En ese caso debo hacer doscientos metros más de ida y vuelta. Pero casi nunca me da tiempo a hacer tantas cosas en un día. En las tiendas hay señoras con todas las horas de la tarde para gastar, y que piden todo tipo de cosas, y que, como yo, quieren que el vendedor dedique tiempo y paciencia a solucionar sus problemas.<br />
Y yo debo irme. Debo irme pronto, porque estamos en Madrid, y el parking cuesta muy caro, así que trato de abandonar las tiendas lo antes posible, y rescatar el coche. Y en ese momento, en cuanto me siento al volante, -o en el asiento del copiloto- se acabó todo. Otra vez sentada.<br />
Y otra vez en casa. Y otra vez al sofá. Porque casi todo mi trabajo se hace sentada. Coser se cose sentada, dibujar se dibuja sentada. Escribir se escribe sentada. Ahora mismo estoy escribiendo, los pies me pican un poco de tenerlos encogidos. Y eso sucede cuando pasas mucho tiempo en la misma postura. Mover tu trabajo por internet, también se hace sentada. Algo contradictorio, eso de mover sin moverse uno. ¡Qué desperdicio!<br />
Pero decía que regreso.<br />
Del coche aparcado hasta la puerta de casa, hay apenas un metro. De la puerta de casa hasta el sofá quizás haya diez. Podría subir hasta la habitación a desvestirme, pero como he caminado toda la tarde, estoy agotada. Aprovecho que mi habitación está situada en un altillo,- no más alto que algunas cabezas humanas-, y que no hay pared que lo separe de la entrada. Me quito las botas, y el vestido, y el sujetador, y lo lanzo todo para arriba. Total ya lo recojo cuando suba a acostarme. La ropa de andar por casa, está a un metro y medio de mí, en la bolsa de tela que, expresamente para esto, hay en el baño. Cenamos en el sofá. (En esta casa no cabe una mesa). Vemos las películas en el sofá. Y luego nos acostamos, eso sí, arriba, en el altillo.<br />
Hoy he pensado en recoger moras. Pero no me he asomado lo suficiente para saber si aún quedan. Ya octubre está a medias. Y lo cierto, lo más cierto es que no sé qué me apetecerá hacer esta tarde. Quizás esté cosiendo y me duela interrumpir la costura, quizás a la hora de salir me encuentre editando fotos... ¿Quien sabe todo lo que puede pasar de aquí a las seis de la tarde?<br />
Las intenciones de caminar están. Veremos como salen los planes.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmn3y0ijG2N90fpDkATdxBaettODmD05-oVZ_9MMUcXpDVjUcff-4fl19puihSZUOPUdF1ehcye0h3iLqIylR5aUqM_IwgQqF0iRsCbobU02IdS_kG4oL3A4EN7H4kuEoDuHGptqD0ABY/s1600/543713_10201058856743372_1182857692_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="448" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmn3y0ijG2N90fpDkATdxBaettODmD05-oVZ_9MMUcXpDVjUcff-4fl19puihSZUOPUdF1ehcye0h3iLqIylR5aUqM_IwgQqF0iRsCbobU02IdS_kG4oL3A4EN7H4kuEoDuHGptqD0ABY/s640/543713_10201058856743372_1182857692_n.jpg" width="640" /></a></div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-18448806503915097742013-10-13T06:36:00.003-07:002013-10-13T06:36:49.237-07:00Una chica llamada Noche Urbana
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiixjtUveg7Aj7CN2UtBlyLBcloKOk5bDd9tI444K_s-S992YWV8SazYwEcBxfp7vN6RKHfvzPbBKb8uGaju19dx1vENLPlEIljcCl24k9sW2wD_h9zP_34INDNEeINXdCp1FD-tD9yPqhM/s1600/img118.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiixjtUveg7Aj7CN2UtBlyLBcloKOk5bDd9tI444K_s-S992YWV8SazYwEcBxfp7vN6RKHfvzPbBKb8uGaju19dx1vENLPlEIljcCl24k9sW2wD_h9zP_34INDNEeINXdCp1FD-tD9yPqhM/s640/img118.jpg" width="468" /></a></div>
Imaginaba. Yo nos imaginaba... trotando en un land rover contra el viento... cruzando páramos , durmiendo en calas profundas al abrigo de un fuego cálido. Siempre en compañía de muchachos de los que nos burlábamos. Cómplices, locas con ojos brillantes... Y luego, cada una desaparecía en las sombras con la tersa piel de un joven doblándose en sus brazos. <br />
Reunirnos de nuevo por las mañanas al borde del agua, y comentar los más y los menos; y que envidiaran, que sintieran que la cama con ellos no alcanzaba las profundidades oceánicas de nuestra confianza.<br />
Yo nos imaginaba cruzando Europa, arrebujadas en el sillón de enfrente con una manta. Agotadas, viviendo el traquetear del vagón rumbo a la bohemia de otra ciudad. Aún presentes los besos de los mancebos que los kilómetros dejaron atrás. Ellos, solos. Nosotras, juntas. Ellos con ojos húmedos en la estación. Nosotras recordando el sonido de sus voces, el trobar de sus palmas.<br />
Yo nos imaginaba.<br />
Sí, un domingo de rastro nos imaginaba. Juntas en torno a una mesa planeando nuevas travesuras con que desconcertar a nuestras presas. De noche en la ciudad, llevándoles de la mano por intrincados callejones. Acorralarlos, devorarlos, marcharnos, escondernos y reírnos de su absoluto desconcierto.<br />
<br />
Nada fue como Yo imaginaba.<br />
<br />
Creía que tenía una amiga. <br />
Los sueños son sueños. <br />
Tenía un sueño que era mi amiga, y a la que en principio llamé "Noche Urbana".<br />
.<br />
Ella era "Desazón", pero quise llamarla "Capitán Morgan". Trataba por entonces de darle a cada cual una existencia más placentera que la de la común vida mortal: Inventé para mi amiga una identidad pirata.<br />
Ojos oscuros, -risueños pero fuertes-, tenía. Firme la sonrisa, aceitunada la piel, herencia lejana de antiguos beréberes que descendieron del Atlas. Nativa del atlántico, de una gigantesca nave que viaja en el tiempo camuflada como el jardín de los Platónicos. Fuente de energías telúricas que encajan el alma en sus volcanes y te ata a su cubierta con manos ásperas, hirientes y mordaces como cabos húmedos de sal.<br />
Desazón llevaba el pelo rizado, y caía sobre su frente que yo había vestido con pañuelos estrafalarios de vivos colores. No conducía una barca, sino una motoneta, y luego una moto de verdad, y luego la furgoneta de sus padres para repartir queso herreño por los bares de las islas. Durante 13 años compartimos confidencias, amantes y algún beso curioso que no supo a nada. (Lo erótico tuvo lugar en su hermano, al que siempre había deseado. Lo erótico tuvo lugar con alguno de mis amantes, alguno de los que yo había abandonado).<br />
Ella... ella componía el camino de mis anhelos... Dar la vuelta al mundo juntas, ser míticas... oh, si, tenía casi veintisiete años y yo seguía soñando con eso desde hacía doce... Trece años de amistad. No superamos aquel número fatídico. El viaje que yo siempre había soñado, no fue al amado Sahara, no fue a Marruecos, no fue a Europa, A todos esos sitios se fue con otras personas de riqueza más prosaica. No fue conmigo, que sólo podía viajar en la mente con la fantasía de volar sobre el agua.<br />
Ahora sé, tanto tiempo después, que el mundo poco vale la pena en comparación con lo que imaginaba. El mundo, -todo lo que no tiene de pobre-, lo tiene de igual. El mundo se ha convertido en un lugar monótono donde los hombres moran. Pero entonces aún vivia de esperanzas y ella las protagonizaba.<br />
El tiempo nos ganó. Los hombres nos separaron.<br />
Nos alejaron los prejuicios.<br />
La admiración se convirtíó en una leve pátina de magia debilitada. Y su barco de guerra perdió las anclas. Se hundió en las brumas. Sólo quedó la chica de la furgoneta blanca que repartía quesos, que quería ser rebelde. La chica que estudió psicología, que se casó con un cuerpo de seguridad del estado, y que puso a su hija un nombre Amable.<br />
<br />
<br />
No sé nada de ella.<br />
Hace unos años volvió.<br />
Quería perdonarme la vida por haberla abandonado.<br />
¿La abandoné yo?<br />
Sí, lo hice, pero porque ella me había olvidado mucho antes. <br />
No le permití que me perdonara. <br />
No había nada que perdonar. <br />
Ella no reconocía lo propio y me decía que tardaría mucho tiempo en volver a confiar en mí...<br />
<br />
Dejé que se marchara. <br />
Ella, y su barca de ideas convencionales. <br />
Ella y su progresismo barato de feminista universitaria.<br />
Ella y su "ser mamá". <br />
Ella, y su falta de entendimiento de mi naturaleza.<br />
La dejé que... Lo cierto es que no quería que volviera.<br />
¿Porqué volvió?<br />
Durante años soñaba por las noches con ese retorno. Y un día sucedió.<br />
Me escribió. Quiso saber porqué su mejor amigase había apartado.<br />
Se lo expliqué. No lo entendió. Me dijo que sentía que lo hubiera vivido así, pero que ella no había hecho nada.<br />
No voy a explicar qué me hizo.<br />
No escribo para criticarla.<br />
Escribo sobre las mujeres de mi vida porque hacerlo es como frotarme con piedra pomez para limar mis escamas.<br />
No importa qué fue lo que me dolió durante tantos años. Importa, si acaso, que ella se lavase las manos. Que no admitiese nada.<br />
Asi que volvió a marcharse.<br />
¿Olvidarla? ¿Cómo sería posible tal cosa? No, no podría olvidarla. No podré nunca.<br />
Las cicatrices son bellas marcas. <br />
Quiero conservarlas.<br />
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Sin duda nadie se sentía como ella. Envuelta en plumas teñidas de azul profundo, bordada con cristales marinos de colores fríos, brillante en la noche como las luces del mundo vistas desde el espacio, sus pasos de aguja hipodérmica se marcaban, rítmicos, sobre las tapas de las alcantarillas, atravesando como si nada los vapores nauseabundos. Ni siquiera fruncía la nariz.<br />
En otra persona esa nariz pudo haber sido graciosa, al igual que sus pecas ocultas por una piel artificial, tallada en alabastro: máscara que se adaptaba a sus escasas muecas. Era más bien inexpresiva. No tenía problema para disimular sus emociones porque tampoco eran muchas. Algunas, tibias, se posaban a veces sobre unas pestañas hechas con alas de cuervo. Ella las espantaba con la mano, al igual que al hedor de las entrañas de la urbe, al igual que a las moscas.<br />
Solía deslizarse como una canción, indiferente salvo para el dolor y la cólera, intransigente con la debilidad, más compasiva con las piedras preciosas que con los míseros seres de carne que habitaban el planeta.<br />
Ella, vivía en un mundo donde las banderillas y el dolor eran tolerables y la sangre de los toros se mezclaba con las burlonas lentejuelas de los matadores. En silencio, callaba una serena devoción por las clases superiores, por cierto equívoco elitismo y confundía, con amplio margen de error, el lujo con la belleza, lo delicado con lo caro, la firma con la identidad. Valoraba lo humano por su rúbrica - mejor si estaba en letras doradas, aún más si era realmente pan de oro- y convertía las celebraciones cotidianas en eventos de exquisita elaboración y poca naturalidad.<br />
Todo éso era porque se trataba de una criatura artificial. Nadie lo sabía, nisiquiera ella misma, pero era una mujer joya, de esas que se prenden en la solapa, que gozan siendo prendidas en la solapa, lucidas como un pavo real alimentado con narcisos cada atardecer... ( sólo comía durante la hora bruja).<br />
Su cariño estaba vendido antes de encontrar quien le correspondiese, y los amables caballeros que sentían por ella una emoción confusa, parecida al amor, pronto se percataban de que la fascinación no era tal cosa y que habían sido atraídos por una especie de sonido que la acompañaba a todas partes, como un frío y nítido tañir de campanas.<br />
Jamás la ví escuchar música-. la música resultaba demasiado emotiva para su talla de diamante perfectamente facetado- le importaban más otras cosas, como la belleza de lo formal. Se deleitaba con cuadros y colecciones de arte frente a los que podía posarse como una mariposa, y dejarse mirar. Desde la tarta de chocolate hasta la taza de té debían tener el aspecto idóneo que se mostraba en las antigaus estampillas que coleccionaba en un álbum de color añil. Guardado allí, en las diminutas pero selectas habitaciones de un apartamento en una zona cara de la ciudad, desde la que se podían ver las estrellas.<br />
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<br />
Jamás entendí qué había visto en mí. Yo era tan rústica a su lado, yo estaba hecha de la madera de un roble, alimentada por la tierra, agua y las sales minerales. Yo me quemaba en el fuego, me hidrataba la lluvia despeinando mis cabellos, me sentía viva con los gusanos perforando mis entrañas y el líquen corroyéndo mis miembros.<br />
Yo quería envejecer en el óxido de la vida, o vivir con la absoluta certeza de mi inmortalidad sí, esa era mi máxima sofisticación, pero, de ningún modo quería ser una criatura mineral.<br />
Debido a su pétrea naturaleza tampoco ella podía tomar nada de mí. ¿Qué sintió? ¿Creyó por un instante en la poesía de los árboles?, ¿pensó que echaría a andar convirtiéndome en una miniatura de plata? Quizás se hizo algunas ilusiones, quizás mi aspecto ambiguo y hermoso, de dama descalza, le hizo pensar que bajo llos nudos había una "dama de verdad", de esas que se limpian con la punta de la servilleta como un elegante ruiseñor, que hablaría con voz melódica, que me convertiría como la florista... en un ramo de violetas.<br />
No, desde luego, estaba equivocada. Se dio cuenta al cabo de una luna. Sus sueños jamás se harían realidad. Yo no mido al caballo por sus encías ni por su alzada, ni por su pureza de sangre. Lo mido por lo salvaje de su naturaleza y por su fidelidad. Nunca seré una refinada aristócrata; no usaré las perlas de las sufridas ostras, no busco la belleza de un zafiro estrellado o de una aguamarina engarzada en plata. Mi piedra, como mucho, es el jaspe rojo, -eso dicen-. El granate, -eso digo-. Y no pasará jamás de semipreciosa. Porque una gema pura es demasiado cara, demasiado ostentosa. Y una gema a medias está más cerca de la belleza, -que nunca es perfecta-, y más lejos de la vulgaridad.<br />
<br />
Así que, una noche, ella se envolvió en su abrigo de visón teñido y continuó su camino tras un breve estío en el salón de mi casa. Sucedió así: me miró con sus ojos grandes e impávidos y se calzó los tacones brocados de lapizlázuli, colgó en sus lóbulos los zafiros de estrella, el bolso con turmalinas, la peineta de caparazón de tortuga... y salió.<br />
La vi bajar por los adoquines de la calle sin mirar atrás, y podía percibir su decepción desde el segundo piso. La sentía en toda mi piel mientras mil voces interiores me susurraban: "te lo dijimos", "se lo advertimos"... "ella lo sabía, tenía que saberlo, no es posible que no lo intuyera".<br />
Y tal como vino se fue.<br />
Me aportó algunas cosas buenas,<br />
quisiera pensar que yo le aporté otras.<br />
No lamenté el final de algo anunciado; simplemente había dejado que se acercara,<br />
que me catara, que olfateara mi alma. Estaba segura de que resultaría demasiado húmeda para su paladar acostumbrado a masticar piezas de nacar.<br />
Me escupió al poco. <br />
Yo no era digerible.<br />
No volví a verla.<br />
O sí, ¡qué más da!<br />
<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-7829863640081805022013-10-13T06:32:00.000-07:002013-10-13T06:32:08.296-07:00Gata Roja
Hay en mi vida, una gata roja. Aparece con frecuencia; arrastrándose por los tejados con sus pequeñas garras. La gata roja percibe que la vida tiene tres dimensiones (una más de la que se suele pensar) está el blanco, está el negro, y está el rojo. Eso aparte de todos los grises intermedios...<br />
De algún modo se restriega contra las piernas de todo el que la ve, pero sin tocarlos. Se desliza por un pequeño limbo que le pertenece solo a ella. Causa estragos a su alrededor con un perfume como de celo permanente que nunca se concreta. Habla de ello con un cigarrillo en la mano y un triángulo oscuro bajo la falda dimminuta. Es como si toda ella fuera un pequeño volcán empapado en espuma blanca, que nunca se seca. <br />
A veces voy a verla. Me siento, la escucho, me recuerda algunas facetas de mí misma que la edad me obliga a dejar atrás. Es alegre y triste a la vez. Triste porque alguna vez yo fui así, y porque estoy dejando de serlo; y esa sombra, ese miedo a dejar atrás la etapa de la vida en la que la seducción fue mi arma más poderosa, me persigue desde los treinta. Tres años más de los que tiene ella; ella, que parece una eterna adolescente. La gata roja parece protegida de todos los excesos. Tiene siete vidas y las gasta poco a poco. Le duran tanto que aún está en la primera, cuando ha sobrepasado el primer cuarto de su vida. Su cuerpo es perfectamente alargado, como criatura nacida en una gravedad ligera. Apenas una mujer, más gata que mujer, por la que no pasa el tiempo demasiado rápido. Quizás cruza de una dimensión a otra.<br />
Podría ser una sacerdotisa poderosa, pero prefiere pasear con forma de felina bajo la luna por las azoteas, ronronéandole al amor. No puede estar sola. Es tan delicada, es tan frágil; es de un cristal de bohemia que aún se talla con las manos estando caliente. Es una pequeña copa que yo usaba para beber absenta.<br />
Para escuchar debe salir de su limbo, y cuando lo hace, se inquieta. Se acuerda de que ha cerrado la ventana y que el humo se acumulará en la habitación. Se acuerda de mirar el movil, se acuerda de sonarse la nariz, se acuerda de que tiene que ir al baño; sus ojos verdes se dispersan. Como cualquier felino, se sienta sobre la revista que estás leyendo con gesto coqueto, te mira con pupilas enormes, expectantes, silenciosa, esperando a que tu atención vuelva a desviarse hacia ella.<br />
La gata roja es muy hermosa. Le cuesta detenerse en algunas cosas, y se engancha profundamente en otras. Su mundo está lleno de flores jugosas. La sequedad no existe, la sequedad de los otros se queda fuera de su mundo térmico. Por eso uno tiene que ir a visitarla, de vez en cuando, alguna vez te visita ella, pero cuando vas y cuando vienes, regresas con lo mismo con lo que te fuiste; quizás... con un poco más de ternura y un poco menos de autoestima.<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-27969395526297071192013-10-13T06:29:00.001-07:002013-10-13T06:29:03.130-07:00Esperanza de Aloe... y una pizca de Vera
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<br />
- No sabes... el miedo que tengo de perderla...<br />
- ¿A quien?- le pregunté.<br />
- A ella. A la esperanza.<br />
Y antes de que pudiera insistir, sus ojos verdes se perdieron en la ventana y comenzó a hablar. Era vieja, y vestía con un camafeo italiano, y se apoyaba en un bastón de nogal irlandés, y bajo sus pies había cojines y alfombras traídas del desierto.<br />
-Tengo miedo porque me prometí a mí misma que no habría próxima vez. No, con ninguna mujer.; Sólo hombres en mi corazón. Los hombres son fiables, los entiendo, me comprenden, nos parecemos, nos amamos, nos conocemos. Los hombres no me arrancan miradas de desconcierto, no me incitan a escribirles canciones. Pero ellas... el mayor daño de mi vida me lo han causado ellas. Siempre fueron ellas. Amigas, o primas, o tias, o madres, o... simplemente ellas. El día en que Erin desapareció, con ella desapareció el verde de Irlanda, desapareció el trebol de cuatro hojas, desapareció la hermana que no tuve, y desapareció mi interés por confraternizar con el mismo sexo. Pero yo era mayor y estaba casada, no había muchos hombres que quisieran acercarse y, por mi trayectoria, sí, un enjambre de abejas hembra que, con alas doradas, rondaban mi cabeza de modo constante. Alguna vez permití que una de ella fuese, por breve tiempo, abeja reina. Pero sin más, de igual modo que si le alquilase el panal y la celda.<br />
Hasta que un día la encontré. No brillaba más que las otras. No tenía la intención de hacerlo. No quería destacar, y era pequeña, tan pequeña y estaba tan lejos, que no sé cómo llegué a verla.Y vivía en una isla. Y quise traerla. Y cuando la escuché hablar mis ojos se anegaron de lágrimas, y la quise sin más. Esas cosas, esas cosas no se controlan, ¿sabes?...- Sus ojos se plegaron con cansancio y en paz. Aunque antaño hubieran sido penetrantes ahora su visión era nebulosa. Se giraron hacia mí y descansaron un momento sobre la princesa de juguete que sostenía entre mis manos. La solté, como si por manosear sus cabellos le estuviera quitando algo de atención. Porque ella, la vetusta y venerable, te miraba como si mereciese toda la atención del mundo y no le hubiera sido concedida. Y entonces te sentías como si le estuvieras robando. Sólo cuando me quedé quieta continuó hablando.<br />
<br />
-Sí, la quise como se quiere a un pequeño ser antes de que haya nacido. La voz de mi marido fue cruda y seca cuando me recomendó que no la idealizara.<br />
¿Idealizarla? No. Aquella chiquilla no podía tener más defectos. No podía estar más equivocada, no podía estar más perdida; pero creo que la quise por todo ello. Las malas contestaciones, los silencios inexplicables, los sentimientos no descritos, las cosas que no se dicen y se acumulan, todo ello resultaba soportable como se le soporta a la familia, porque están ahí y han crecido en torno nuestro.<br />
Tanto es así que me devolvió la esperanza. Me devolvieron la esperanza nuestras risas cómplices, su capacidad para tomar partido y apoyarme, y despegarse de quienes no me querían bien. Su entrega y el amor con que hacía las cosas y la amistad extrañamente tendida como una balsa sobre los años, que me salvaban del naufragio de la edad. Su ternura endurecida por arrancarse con las uñas las costras en el alma, por una piel dura como la tierra que trabajaban sus manos, sácándole la carne al picón que se desprendía de la montaña. Porque aquella chiquilla de sensibilidad delicadísisma, auténtica hasta el error de no saber fingir cuando debiera, había crecido en la cúspide afilada de un barranco, dedos sobre grietas que se desbrozaban hacia el mar. Rústica y caliente, la tierra volcánica le daba aquella dulzura como de vino y aquel amargor como de rosas que componen el equilibrio de un ser completamente natural. Un aplanta de Aloe Vera parece hiriente por fuera y, sin embargo, al abrirla,. su jugo calma la piel más irritada y sutura las heridas. No voy a decir que supiera consolar, sino que heberla encontrado era un consuelo. Una última flor tardía, viva y amarilla, entre las formas agrestes de la lava.<br />
Y sí. tengo miedo de perderla.- Dijo mirando al horizonte que se perdía verde, tras las ventanas.<br />
- Pero: ¿a ella o a la esperanza? prengunté-. Y la Venerable tendió su mano sobre mi pelo, acariciándolo, con una sonrisa dulce.<br />
- Ambas cosas. Ambas, porque la esperanza puede ser una persona y una persona contener toda la eperanza que nos queda. Y lo más doloroso es que yo sé, y sé porque el tiempo me ha enseñado, pero de otro modo no lo hubiera creído, que aunque distintas, éramos iguales, y sus errores y sus defectos, muy parecidos a los míos. Quizás porque en sus ojos aún veía la fuerza de las ilusiones, quizás porque en ella veía una segunda oportunidad para mí misma, quizás porque a través de su juventud sentía que yo misma volvía a vivirla, mi corazón se abrió antes de que yo pudiera cerrar sus puertas y un manantial de lágrimas irrecuperables, las de alguien que se desprende al fin de años de tensión, se derramaron frente a ella. Aquella muchacha era como una redención, como la última belleza percibida antes de cerrar los ojos para siempre, como la última cena que se concede a quien van a ejecutar. Creo que en ella puse todo el fuego de juventud que me quedaba, mis últimas cerillas tratando de ampliar la oscuridad, la última cuenta atrás. Y yo sé, como te decía, porque el tiempo me lo ha dicho, cuales fueron mis errores y aún así me faltará tiempo para descubrir todos los que aún cometeré. <br />
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... Es tan joven...- dijo tras un rato de silencio - Es tan joven que temo encontrar en su mirada esa fria despedida que resulta de la decepción. Porque cuando aún eres una flor miras a las otras que tienes a tu lado y esperas que brillen bajo el sol; esperas de los nudosos árboles que sus leños te soporten y que sus anillas le confieran la sabiduría que aún no tienes; pero con la misma pasión con que el cielo te calienta los ojos, las nubes enfrían tu alma; y es fácil no tener paciencia, y entenderlo todo mal; y lo que al viejo le molesta por maniático, al joven le molesta porque no sabe soportar.<br />
Es tan joven, y está tan lejos, y a veces son tan frecuentes nuestras palabras y otras tan largos nuestros silencios... Fueron tan intensos los días y tan frías las despedidas.... que a veces temo; que a veces me susurro a mí misma que no debo confiarme, que no debo entregar mi cariño, pero es un imposible. No puedo contenerlo. ¿Sabes por qué?<br />
<br />
Sus pupilas verdes contemplaban de nuevo el paisaje más allá de la ventana. Un paisaje donde se mezclaban praderas amarillas, de tréboles florecidos entre rudos encinares con palmeras y tuneras de hoja plana e higueras retorcidas. Un jardín, sospeché, compuesto de recuerdos de todas las personas y los lugares de su vida.<br />
Negué con la cabeza. Parecía que ella lo estuviese esperando. Sólo entonces contestó.<br />
<br />
Porque como todo lo que se regala, el amor no nos pertenece. Una vez que le das tu cariño a alguien, no puedes quitárselo, ni ella puede devolvértelo.<br />
<br />
<br />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-71192566283771920152013-10-13T06:26:00.002-07:002013-10-13T06:26:58.151-07:00La Ella fantástica
<br />
Ella: muchos sabían que no era cierta. Otros tardamos más tiempo en descubrirla, en percatarnos de que su existencia brumosa era una risa en el tiempo, extendida hasta deformarse y convertirse en estertor.<br />
De humo. Muchos veían que era de humo. Como una radiografía, parecía transparente sin revelar nada a los profanos. Pero todos éramos profanos; y ella sólo la neblina de una osamenta disuelta en protoplasmas blancos. Bailarina de marfil en una cajita de música, siempre en un perfecto movimiento, girando y girando, mostrando todos sus lados sin revelar ninguno.<br />
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Algunos la creímos. En las noches polares de los bosques, ella decía que era una bestia, y que su corazón latía de sangre y de rojo. La escuchamos trovar y la vimos danzar, y la creímos. Pero a la bestia, jamás llegamos a verla. Se mostraba sólo como tintas de rorschard, se doblaba sobre sí misma como las volutas del tabaco con el que se embruja; y su risa gentil se transmitía con la cadencia del agua. Es inutil que explique sus gestos, las cosas que nos decía, las sonrisas con que respondía a todo cuestionamiento. Evasiva, siempre encontraba la forma sinuosa de las palabras y en sus curvas hacía requiebros donde no podíamos seguirla.<br />
Algunos vieron que ella era toda de ella; de nadie más; que nadie podría tenerla. No es que fuese un espíritu libre. Tenía un amo: ella misma. Y a ese amo estaba sujeta. Era su raíz, y antes de que nadie lo supiese, tejía velas de fragata que la alejaban de nosotros. El viento lo ponía aquel que preguntaba. Era tan leve su existencia que el aliento mismo de las palabras resultaba suficiente para remontarla.<br />
Ella; me liberaron un día de su hechizo. "No le debes nada", me dijeron. Y en mi mente se deshicieron las mucosas telarañas. No me había percatado de cuánto tiempo llevaban allí, consumiéndome con un amargo sentimiento, el que te embarga al quedar en deuda con un hada. Aquel día salí del bosque. No a la luz del sol, porque entonces era cuando sus veladuras brillaban más. Tampoco a media noche, porque como las medusas refractaba la luz con halos fluorescentes. Ni al crepúsculo, cuando parecía hecha de oro. Bajo la tediosa luz de un día nublado, mate, sin frío, sin claor, sin niebla para que no pudiese confundirse y escaparse de mis manos y entrar de nuevo en mi cerebro. Ahí fue cuando la llevé a los acantilados que confinan mi mundo hacia el oeste y le até piedras para que cayese en el vacío.<br />
Pero hablamos de ella, ¿Verdad? hablamos de una criatura sin sustancia, de una ella fantástica, de una Eva que no podrían aprisionar los muslos de Adan. No era posible que fuera muy lejos.<br />
Siempre correcta, cayó despidíéndose como si fuésemos a vernos mañana; y apenas unos metros más abajo, ya había desaparecido. Confundida con las gotas de agua de la cascada. Confundida con las capas de aire que convierten en azules las montañas a lo lejos.<br />
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Dejé de verla.<br />
<br />
Como dije, sin embargo, no fue demasiada la distancia recorrida. La escucho algunas veces entonar su encantamiento desde una tierra menos alta pero más ancha. Y la escucho acompañada; y su risa de campanillas y cosas frágiles llega hasta mí ya deformada, y me confirma, que no es la risa de un ser amoroso la que oigo, sino la del que fallece con el as de corazones en la mano. Y esa risa se repite con cada eco; y hay quienes ponen en mi hombro su mano y me apartan los ojos del vacío, y creen que aún me duele.<br />
<br />
No, no me duele que se haya ido.<br />
No meduele que no sea de verdad.<br />
No me duele que sus palabras no tengan contenido.<br />
Todo eso se supera cuando la pèrsona es convertida en personaje.<br />
Al personaje podemos destruirlo si queremos. Lo malo, lo verdaderamente difícil de superar, es cuando amamos a un ser humano..<br />
Pero ella, porque seguimos hablando de ella, era un ideal que pervivía en mi mente, y al que tenía que matar para seguir adelante. Quizás lo que amé de ella fue el ideal que yo misma quise ser. Lo que odié fue lo que no pude ser; y en realidad me complace comprobar que su ser es un imposible y que todo el que crea en sus palabras de bestia, está simplemente ibuido en el delantal de sus sueños.<br />
Aunque algo sí que siento; es irónico que saliendo de un mundo caiga en otro que la acoja tan bien. Me pregunto quienes son los que le abrieron sus brazos y no parecen perplejos por su aspecto. Y creo que la respuesta es, que como ella, son fragmentos del engaño que crean otros tantos espejos, de otros tantos espectros, que toman forma humana y a quienes seguimos creyendo.<br />
<br />
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<br /></div>
<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9051639099340312105.post-45534418506329934782013-10-13T06:23:00.000-07:002013-10-13T06:23:21.681-07:00Cadenas Trenzadas
<span style="font-family: 'Souvenir Lt BT', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ella se fue, y sus caderas ondulaban haciendo el signo de infinito a cada paso.
<br />
Se fue y dejó en el parque, de recuerdo, una imagen de satén color púrpura
dibujando cintas en el suelo. Arrastraba la falda como una reina sobre las
colcha de ojos verdes; fue la última vez que a vimos caminar. <br />
Caminar.<br />
Caminar es su tesoro, el movimiento que reverbera en las distancia con
frecuencias inaudibles, pero que se
queda en la memoria, agarrada a las paredes de la mente. <br />
<br />
Primero, antes que su cuerpo, se marchó su pelo. Su pelo era el portal de los
secretos que habitaban en los huecos de
su mundo. Ella era una mujer con dos personalidades, dos seres repartidos en
dos mitades. Parte de cada una estaba dentro de su cuerpo, en las ondulaciones
de su vientre musculado; Parte de cada una estaba dentro de esa marejada que
era su extensa cabellera. <br />
Su pelo era una institución
inevitable a quien ella consultaba las más graves decisiones. Nunca se acostaba
sin cepillarlo y comentar las anécdotas de cada día. Durante años, aquellos en los que
no sentía que pudiera entregarse al mundo, mientras deambulaban sus
cascabeles por países incontables, había sido su único compañero. Con él
atravesó los charcos y las tierras húmedas de Pekín; Con él, proyectó sombras difusas en las
calles de París, y con él pasó bajo el arco del triunfo como una reina altiva y
solitaria. <br />
Su pelo era pues, casi tan largo
como la mitad de ella misma, y en su mata de rastrillos y rastrojos escondía
los recuerdos y custodiaba los depósitos millonarios de su alma. Pero un día se
dio cuenta. No era demasiado largo, sino demasiado pesado, demasiado poderoso,
más que su corona imaginaria. Entre las
hebras castañas y los bucles de cáñamo habían crecido llaves y candados, y sólo
el pelo sabía qué llave abría qué cerradura y tras qué cerradura se hallaba esta
emoción o aquel recuerdo. La cabeza le
pesaba, le dolía y a veces necesitaba apoyarla en las dos manos para sostenerla.
Su pelo ya no le aconsejaba, más bien dictaminaba si era conveniente para ella
tal afecto, tal amigo, tal vestido. <br />
No pudo más. Las cerdas del cepillo
ya no atravesaban la cascada; los nudos golpeaban su espalda con la violencia
de un cilicio. Trenzarlo resultaba
imposible. Como leños endurecidos por la intemperie aquel pelo resultaba cada
vez más fuerte, más rígido. Las puntas
se le abrían: heridas florecidas. Casi le dolían los bucles desmadejados y
llenos de contracturas. La navaja no los cortaba. Ni siquiera podarlos era
concebible.<br />
Tan grande fue su rabia y su
impotencia que de un golpe clavó las tijeras en el espejo, allá donde tropezaba
con su propio rostro. Las grietas chillaron al resquebrajarse el cristal; y
desde el otro lado pudo ver que entre los candados y las llaves colgaban ya
gruesas cadenas. Unas de acero, otras más finas aún, de bronce o de un cobre
apagado. Quizás algunas eran blandas, de níquel, o de plata. Entonces supo que
debía de hacer algo. </span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhij_y1awVEO4GGxbp800RFMGxiWJZLL8pJZpvUrwzrUOF-3s_mHXjH2LnnArLDRPzKw-YmpUx0_iq8igcjL7LtPGQzigKGobzVLMVy_dZnN4u3XsNHh1b8QWmtwoOFQiqkma7piR7c_6I0/s1600/abi-rota.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhij_y1awVEO4GGxbp800RFMGxiWJZLL8pJZpvUrwzrUOF-3s_mHXjH2LnnArLDRPzKw-YmpUx0_iq8igcjL7LtPGQzigKGobzVLMVy_dZnN4u3XsNHh1b8QWmtwoOFQiqkma7piR7c_6I0/s640/abi-rota.gif" width="444" /></a></div>
<span style="font-family: 'Souvenir Lt BT', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-family: 'Souvenir Lt BT', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-family: 'Souvenir Lt BT', serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br />
Algo. <br />
Aunque fuese atroz, aunque fuese irreversible, aunque fuese la última de las
posibilidades y tuviese la más terrible de las consecuencias; aunque en otra
ocasión lo hubiese considerado fuera de todo cálculo. <br />
Bajó las escaleras hasta el taller de
bricolaje y extendió la dura cabellera sobre la mesa. Inclinó la cabeza boca
abajo con la reverencia y la aceptación de una soberana… y conectó la radial.
Las chispas saltaron y un olor de hierros quemados, miles de luces y chillidos brotaron de aquella mutilación fríamente
meditada. Meditada sí, en unos escasos segundos que no hubieran sido más certeros
de haberse prolongado. Al fin y al cabo, ya no tenía a quién consultar. Cuando la máquina terminó su descenso,
permaneció cabizbaja, con el cuello tenso, como si aún soportara la carga, como
si la retuviera atada. Finalmente la sensación de vértigo se fue mitigando y la
reina indultada se irguió. ¡Qué poco le costaba ahora! Sobre la mesa, la
cortadora aún humeaba, y troceado, el poder estaba muerto. Ella esperó. Había imaginado
que quizás tenía ya vida propia; que quizás
se volvería contra ella y como un pulpo de acero trataría de asfixiarla;
por eso en una mano, desde antes de empezar, aferrada y agarrotada por la
fuerza, sostenía un hacha. Pero nada pasó, aparte de las horas. El sol se había
desplazado un metro hacia el oeste a través de las ventanas cuando ella se dio
cuenta de que estaba contemplando un ramo de cabellos. Un ramo de pelo, en el que pelo quedaba poco,
más bien alambres y cadenas de rosario, y cadenas de joyas, y cadenas de barco. Aliviada, sin nadie a quien dar cuentas de
sus actos en el futuro, acarició su largo cuello y su nuca despejada. Ahora sí,
pequeños caracoles castaños y flexibles
se enroscaban en sus dedos con un hilo de seda como el que dejan en las
plantas.<br />
Irregular, salvaje como su forma de ser, indómita como el camino que le quedaba
recorrer, sus pies la guiaron hacia el norte. <br />
No era ya una reina desterrada. No una
reina sin tierras, no, el suyo era un reino inmaterial, era un reino hacia
adentro, y todas las galerías y cavernas de su mente y de su cuerpo ahora le pertenecían.
Y todas y cada una de esas partes era suya y era libre de hacer con ellas lo
que mejor le pareciera. Lo que conocía volvía a ser suyo, y lo que no conocía,
bueno, ese era un camino que tenía que hacer por fuera para poderlo encontrar
por dentro. Por de pronto y hasta donde uno puede imaginar, la extensión de su
reino era infinito. <br />
<br />
Hacia el norte; lejos, bien lejos… lejos de ataduras aceradas o leñosas, lejos
de las cuentas de rosarios que se crían entre malvas en España. Dicen que ahora
baila su danza del vientre sobre superficies de hielo; que despliega las
plateadas alas de Isis en el invierno; que la han visto cubierta de velos sobre
lagos helados, danzando descalza. Y dicen que los peces y las ranas y los
sapos, y las algas y las flores cristalizadas se confunden al calor de sus pies
y esperanzados creen estar contemplando la primavera. Se equivocan; nada hay en
la reina que prediga una estación, la libertad de un tiempo o la esclavitud de un cielo; Dicen también que cuando cuando quiere saber algo, danza con una
calavera que responde al nombre de Yorick. Pero esa calavera que nadie ha visto,
yo sé, que sólo contesta con eco y sólo
obedece ante preguntas retóricas… así que dudo mucho que sea verdad. <br />
Yo
más bien creo, que baila, y cuando baila le pregunta a su cuerpo. <br />
Y
esté donde esté, sustituyó el silencio con un cinturón de cascabeles que suena como sonaban sus cabellos, dando
música a sus pasos al son de sus caderas, que dibujan al moverse bellas cintas de Moebius.<br />
M. Dal Bo, 6-2012</span><br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com0